Conjura de poder by Pedro Urvi

Conjura de poder by Pedro Urvi

autor:Pedro Urvi [Urvi, Pedro]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 27

Gerd oteó el horizonte y se quedó con la boca abierta. Descubrió una extensión inmensa de tierra y bosques llena de masas de agua azulada de diferentes tamaños y formas. Más de un millar de lagos poblaban un paisaje verde de alta hierba y bosques hasta donde alcanzaba la vista.

—¡Vayaaaaa! Esto es precioso…

—Mucho más de lo que me imaginaba —confirmó Nilsa a su lado asintiendo con fuerza.

Valeria y Egil también contemplaban el paraje que se abría ante sus ojos. Se encontraban sobre una colina y ante ellos se extendía un paisaje extraordinario. Eran los Mil Lagos, un paraje único en Tremia.

—Le han puesto el nombre adecuado —comentó Valeria.

—Mil Lagos… yo diría que hay más —comentó Nilsa con la boca abierta.

Egil sonrió.

—Así es conocido por los dos reinos que contienden por esta enorme extensión de terreno. Zangria controla la zona norte de este lugar maravilloso y Erenal la zona sur. Se lo habían dividido por la mitad, si bien luchan por hacerse con el control completo de toda la extensión —les explicó.

—¿Los reinos siempre tienen que estar luchando por controlar más territorio? —se quejó Gerd con amargura.

—Por territorio, poder o ambos —dijo Egil—. El objetivo de todo reino que se precie, y por lo tanto de su gobernante, es crecer, hacerse todavía más grande y poderoso.

—¿Dónde está escrito eso? —replicó Gerd de mal humor.

—En la sangre de reyes, me temo. Nacen con esa obsesión —contestó Egil.

—No solo reyes, los poderosos también son así —añadió Valeria.

—Pues no debería ser. ¿Por qué no pueden dejar este precioso territorio en paz y vivir felices cada uno en su reino?

—Es una preciosidad, cierto —dijo Valeria que recorría cuanto le alcanzaba la mirada, barriendo el paisaje de lado a lado.

—Y es rica en recursos naturales —añadió Egil—, y por ello, y por su valor estratégico, tanto Zangria como Erenal siempre se lo disputarán.

—Pues me parece fatal —se quejó Gerd.

—Sí, no habría que derramar sangre en un lugar tan precioso —convino Nilsa.

—¿Un reino de Tremia cuyo gobernante no derrama sangre? Dudo que haya existido o vaya a existir —comentó Egil con acidez.

—Tú podrías ser el primero —le dijo Gerd.

—Mira, eso mismo. Darías ejemplo al resto de los reinos —admitió Nilsa.

Egil sonrió.

—Es un bonito sueño.

—Uno que un día podrías convertir en realidad —animó Gerd.

—¿Dónde vamos a encontrar a otro Rey bueno de corazón, inteligente, con conocimiento, honor y valor? —le dijo Nilsa con una sonrisa dulce.

Egil se sonrojó.

—Gracias… me ha llegado al corazón… Me estoy poniendo colorado —dijo bajando la cabeza.

—Me parece que nuestro actual Rey no cumple ninguna de esas cualidades… —comentó Valeria con una mueca llena de sarcasmo.

—Me parece que ni el nuestro, ni el de Zangria, ni el de Erenal —afirmó Nilsa abriendo las manos en un gesto de impotencia.

—Dasleo, Rey de Erenal, es un gran propulsor de las artes. Su reino tiene la mayor biblioteca de Tremia… —dijo Egil.

—Pero está en guerra con sus vecinos —le achacó Gerd.

—Me parece que se ve obligado a frenar al rey Caron de los Zangrianos… —lo defendió Egil.



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